«Queridos hermanos y hermanas:
La súplica que el leproso dirige a Jesús: "Señor si
quieres puedes limpiarme", manifiesta el deseo profundo del hombre de una
auténtica purificación que lo una a Dios y lo integre en la comunidad. Esta
petición, fruto de la fe y de la confianza en Dios, encuentra la respuesta en
la acción y en los gestos de Jesús, que, sintiendo compasión, se acerca, lo
toca y le dice: "Quiero, queda limpio".
Jesús nunca permanece indiferente a la oración hecha con humildad
y con confianza y, rechazando todos los prejuicios humanos, se muestra cercano
para enseñarnos que no tenemos que tener miedo de acercarnos y tocar al pobre y
al excluido, porque en ellos está el mismo Cristo. Con sus actos, Jesús no
busca el sensacionalismo, sino que cura con amor nuestras heridas, modelando
pacientemente nuestro corazón conforme al suyo. El gesto mesiánico Jesús
culmina con la inclusión del leproso en la comunidad de los creyentes y en la
vida social: así se llega a la plena curación, que además convierte al sanado
en testigo y anunciador de la misericordia de Dios.
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a
los grupos provenientes de España y Latinoamérica; ¡veo que son bastantes! Que
movidos por la humildad y la confianza de la petición del leproso, nos sintamos
todos necesitados de la sanación del Señor, y aprendamos a acercarnos al pobre
y al excluido reconociendo en ellos al mismo Cristo. Muchas gracias».
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