Un Sínodo de 'remedios', más que de 'modelos'
El
matrimonio y la familia son los puntos de sutura más delicados entre la Iglesia
y la sociedad civil. Cuando en una vertiente soplan vientos de
fronda, en la otra repercute también la tempestad. Por eso el Sínodo
Extraordinario de la Familia que acaba de concluir ha sido más un Sínodo de
“remedios”, que un Sínodo de “modelos”. Aquí se han estudiado principalmente
los “desafíos” para el matrimonio cristiano. Dentro de un año, en
el Sínodo ordinario, se analizarán más detenidamente los
paradigmas.
¿Por qué tanto tiempo? Ha sido la prudencia del
papa Francisco quien ha preferido marcar en dos etapas la reflexión sobre la
familia. En el Sínodo extraordinario se ha concentrado el debate. Un debate
creador, con la máxima libertad en los intervinientes. Como dijo Francisco
bromeando: “Sin miedo a que el cardenal Müller (el prefecto de la
Congregación de la Fe) se les eche encima”. Es decir, sin retraimiento
ante el ojo de un supuesto “Gran Hermano” observando o
reprochando alguna intervención. El hecho de que en el Sínodo haya
habido visiones divergentes no es nada excepcional. La controversia
ha acompañado siempre las tareas de los Concilios y Sínodos en la
Iglesia: desde Nicea a Efeso, de Trento al Vaticano I, o de
Viena al Concilio Vaticano II.
Zonas en alerta
Probablemente ninguna Asamblea eclesiástica -si se
exceptúa el Concilio Vaticano II- ha sido seguida con tanta expectación por los
media de todo el mundo. Un estudio de hace unos días muestra que,
de septiembre de 2013 a septiembre de 2014 , solo en menciones realizadas
en lengua inglesa, se han generado en la web más de 1.162.143
noticias y conversaciones. Los resultados evidencian que América (53 por
ciento) es la zona donde más se ha hablado del Sínodo, seguido de Europa (21
por ciento), Asia (10 por siento) y África (4 por ciento).
Repárese que las zonas más “alertas” son precisamente
aquellas en que el deterioro del matrimonio y la familia es mayor. En Estados
Unidos, por ejemplo, la cantidad de madres solas pasó de 3 millones
en 1970 a 10 millones en 2000. En 2000 había 65 millones
de niños en familia monoparentales frente a 250 mil en 1960. Tiene razón el
Sínodo cuando apunta a la pobreza --física o moral-- como una de las causas que
más inciden en esa situación. Sin olvidar la tragedia que supone en Europa la
rotura de un matrimonio cada treinta segundos.
¿Inventar en materia de matrimonio y familia?
Desde luego, el Sínodo no ha pretendido inventar
en materia de matrimonio y familia. A diferencia de algunos
ingenuos que parecen creer que sesenta
generaciones han vivido en la noche de la ignorancia hasta que el sol salió
después de que ellos hablaran, esta Asamblea simplemente ha localizado y
enunciado los problemas que la evolución social va planteando a la familia cristianas
(los desafíos), dejando sobre la mesa algunas sugerencias que serán o no
aceptadas por el órgano con capacidad decisoria. Es decir, el Sínodo Ordinario
recién convocado para octubre de 2015, cuyas propuestas habrá de ser
confirmadas por el papa Francisco.
¿Y cuáles han sido esos problemas? Ante todo el
desafío de ofertar a un mundo “anestesiado por la cultura del bienestar”,
la visión cristiana del matrimonio, la del “amor conyugal, único e
indisoluble”, como ha recalcado el Mensaje Final del Sínodo, aprobado por una
gran mayoría de 158 votos, y se ha reflejado en el documento final
(Relatio Synodi). Contemplarlo como algo vivo, no como una reliquia
histórica analizada con la frialdad de un anatomista frente a un cadáver.
Volver la mirada primero a la sustancia del matrimonio y
luego a sus accidentes. Después, ser consciente de sus erosiones, fruto
de la debilidad humana o de unas circunstancias que la aceleran.
La misericordia y la fragilidad afectiva
Por eso mismo, junto a la ratificación de la doctrina,
el Sínodo ha remarcado la necesidad de la misericordia ante la
fragilidad afectiva que produce crisis en cadena en las familias. En esta
línea, la situación de los católicos divorciados y vueltos a casar
civilmente, las uniones de hecho, las de personas del mismo sexo,
atención de los hijos de esas parejas etc, ha sido objeto de
atención. En el documento final no todos estos puntos han sido aprobados
por 2/3, pero el Papa ha ordenado su publicación (con las votaciones
íntegras) como documentos de trabajo para el Sínodo de 2015. En
todo caso, se ha pedido una mirada compasiva que rechace el
maltrato, la visión despectiva o la indiferencia ante situaciones a veces nada
fáciles. Se trata, como hizo notar el papa Francisco, de “acompañar a la
familia más que juzgarla”.
Rafael Navarro-Valls, Catedrático de Derecho Canónico
y académico/secretario general de la Real de Jurisprudencia y Legislación de
España.
Madrid, 19 de
octubre de 2014 (Zenit.org) Rafael
Navarro-Valls
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