El político y periodista Mario Adinolfi argumenta
por qué la izquierda debe oponerse a cuestiones como la redefinición de
matrimonio, el vientre de alquiler o las políticas anti vida y anti familia
El conocido
político de izquierdas y periodista italiano Mario Adinolfi argumenta en Tempi.it por qué la izquierda debe oponerse a la ideología de género, la
redefinición del matrimonio, el vientre de alquiler o las políticas anti vida y
anti familia, según informa Portaluz.org.
"Yo, cofundador
del izquierdista PD italiano, pido razonar y actuar contra la ideología de
género", subraya Adinolfi, cuyo testimonio reproducimos a continuación.
Confieso a
Dios omnipotente y a vosotros hermanos, tengo mis culpas. He contribuido a
hacer nacer el principal Partido Democrático de izquierdas italiano, he sido
candidato a la secretaria nacional en la primarias de su fundación en 2007
(éramos cinco, ni siquiera he sido el último, sino el cuarto) de ese Partido
Democrático "veltroniano" (…en referencia a Walter Veltroni, político
italiano de izquierdas).
He redactado
su estatuto, he sido su dirigente y también un parlamentario. Después, tras
haber tomado la decisión de no volverme a candidatear como diputado, he escrito
un libro con la cubierta roja que insiste en la palabra
"resistencia". El título del libro es Voglio la mamma(Quiero
a mamá), ¿alguno de vosotros lo ha leído?.
Desde la
izquierda, contra la ideología de género
Entenderéis
que es normal, dado este bagaje, que de vez en cuando se me aparezca en sueños
el compañero Lenin pronunciando su eslogan más famoso: "¿Qué hacer?"…
¿Qué hacer
ante el avance en las escuelas de la ideología de género? ¿Qué hacer ante quien
quiere imponer con una ley sobre las uniones homosexuales la stepchild
adoption; es decir la legalización hipócrita de la práctica del vientre de
alquiler?
¿Qué hacer
ante quien arenga sobre la homogenitorialidad y la homofobia, conceptos que
tienen un contorno lábil, e intentan que se apruebe el decreto de ley
Scalfarotto que querría impedirnos incluso el hablar?
¿Qué hacer
ante quienes aclaman la fecundación heteróloga (producción in vitro de
embriones humanos a partir de óvulos o esperma de al menos una persona que no
está en la pareja que gesta y -se supone- cría al niño)… quienes han conseguido
se la incluya en los niveles básicos asistenciales?
¿Qué hacer
ante un Tribunal Constitucional que legitima lo heterólogo incluyendo entre las
motivaciones de la sentencia una bestialidad jurídica que define
"incoercible" como el "derecho de tener un hijo"?
¿Qué hacer
ante los defensores del aborto en masa de niños down que se conmueven viendo
vídeos de niños down; ante los campeones de la lucha contra la discriminación
que te discriminan y te definen "beato, retrógrado y medieval" (en mi
caso también "gordo de mie…") si no piensas como ellos; ante los
teóricos de la eugenesia y de la supresión de los seres humanos
"deteriorados", también mediante el infanticidio y la eutanasia, y
que después descubres que son animalistas convencidos?
¿Qué hacer
ante la ofensiva cargada de dinero -porque es todo una cuestión de dinero-, de
quien quiere definitivamente afirmar que las personas son cosas y, por
consiguiente, los niños se pueden comprar y vender, los gametos se pueden
comprar y vender, los úteros se pueden alquilar, los "productos"
defectuosos o ya consumidos se pueden eliminar?
Movilizarse
¿Qué hacer?
Hay que responder. Movilizarse. Bajar a la calle, como Centinela firme, en
cientos de plazas de toda Italia. Es necesario informarse y ser plenamente
conscientes. Hay que proclamar una verdad: somos hombres y mujeres… ¡qué
estudios de género! Y no solo eso. Todos nosotros provenimos de la
unión de un hombre y una mujer. Todos. Indistintamente. Esta es una verdad y,
como decía Husserl, la verdad tiene una característica: es autoevidente, no hay
necesidad de demostrarla.
Además de
responder, además de movilizarse, además de bajar a la calle, además de
informarse y de proclamar las verdades más fundamentales, es necesario razonar.
Razonar nosotros mismos e iniciar un razonamiento.
Yo tengo dos
objetivos: hacer razonar a la izquierda italiana, esa devastada por una
desertificación cultural que ha sido marcada por decenios en los que el máximo
de la formación era quedarse en la sección (del partido) mirando Happy Days
(esta agudeza no es mía, es de Nanni Moretti , que en una película incluso hace
una imitación de Fonzie); y, después, despertar el gusto por la lucha ese mundo
católico que, unido y libre de cualquier tentación divisoria, entiende que la
ofensiva de quienes quieren transformar las personas en cosas es un acto que
merece una respuesta vehemente en defensa de la dignidad y de la libertad del
sujeto más débil.
El débil es
el niño
Entre la
pareja de homosexuales ricos que quieren comprarse un niño alquilando el útero
de una mujer necesitada y el neonato que, recién nacido, es arrancado del seno
materno y entregado como un paquete a los adquirentes, el sujeto débil es sin
duda el neonato. Y lo digo como hombre de izquierdas aunque ya no inscrito en
el partido.
El otro sujeto
débil, cuyos derechos habría que tutelar, es la madre a quien se le arranca el
hijo y que se la somete a esta humillación de su propia alma (porque para una
mujer la maternidad es alma) por necesidad, por dinero.
¿Qué hacer?
Responder día tras día.
Incesto,
pedofilia, eutanasia...
Estoy cansado
de leer "La Repubblica" cada mañana con una nueva invención. Hoy
es el turno del incesto: doble página para despenalizar el incesto, porque
"el sexo debe ser libre". En Europa temas de este tipo acompañan siempre
la cuestión de la pedofilia, que según los mismos habría que despenalizar
también.
Ayer estaba
el teólogo caótico que teorizaba sobre la belleza de la eutanasia. El día
antes, Roberto Saviano que explicaba que quién esté contra el matrimonio gay y
la "homogenitorialidad" es "retrógrado y beato".
Además de las
páginas a favor de la fecundación heteróloga, las historias proabortistas y las
que apoyan los "poliamores". Cada santo día que Dios manda en la
tierra hay algo nuevo.
La prensa
servil
Y cuando la
magistratura dicta su sentencia, claramente contra legem pero
apta para "suplir a la debilidad de la política en lo que atañe a los
derechos civiles", he aquí que surge la obligación del aplauso mediático…
Viva el
tribunal de Grosseto que hace registrar los matrimonios homosexuales en el
registro civil. Viva el tribunal de Milán que absuelve a la milanesa de 54 años
que ha comprado un niño en la India y lo ha declarado como hijo propio. Viva el
tribunal de Roma que decide que una niña puede tener dos madres y ningún padre.
Y nosotros,
¿qué hacemos nosotros?
Nosotros, que
hemos sostenido la difusión de Voglio la mamma, inventando de la
nada círculos que ya están activos en toda Italia, a partir del 13 de enero de
2015 responderemos cada día a través de un diario. Se llamará La
Croce, como el homólogo que desde hace 140 años los franceses encuentran en sus
kioscos. Se llamará así porque, como explicaba el Papa Benedicto XVI, la Cruz
es el espejo de la humanidad.
Yo no nutro
ningún odio hacia estos alquiladores de úteros, cazadores de niños, supresores
de neonatos o de ancianos. No tengo nada contra ellos, veo toda su doliente
humanidad, también ella reflejada en la Cruz.
Intentaremos
hablar y explicar cada día con un diario de papel -presente en el kiosco y en
vuestras tabletas u ordenadores personales–, por qué es necesaria la
resistencia ante el avance de quien quiere retroceder las agujas del reloj dos
mil años atrás, cuando las personas eran cosas, cuando podían ser compradas o
vendidas en esclavitud, cuando podía ser asesinadas con el gesto de un dedo de
la mano de un emperador, cuando podían ser arrojadas desde una roca si nacían
con defectos. Después llegó un Signo, la Cruz, y liberó a la humanidad.
Pecadores con
los débiles
Nosotros,
laicamente y de manera totalmente aconfesional, sin ningún moralismo porque
somos pecadores empedernidos, hablaremos de esa liberación que sostiene nuestra
libertad y comporta una obligación de apoyo a los derechos de los sujetos más
débiles.
Y los sujetos
más débiles son el que debe nacer, el anciano enfermo, la mujer necesitada,
todos aquellos que un mundo sin corazón está dispuesto a considerar
"descartes", como bien explica el Papa Francisco, invitándonos a
reaccionar ante este tipo de cultura.
Las personas
no son cosas, los hijos no se pagan, los úteros no se alquilan, los enfermos no
se asesinan. Seguros de estas verdades, nos preparamos a testimoniarlas con más
constancia aún. Al compañero Lenin le he dado mi respuesta.
FUENTE: ForumLibertas.com
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