Jesucristo
es nuestro primer Maestro y nuestro único Señor. Sólo en Él se encuentran
palabras de vida eterna. Esto también vale respecto a la vocación humana y a la
familia. El mensaje de Cristo no es cómodo, sino exigente: requiere la
conversión de nuestros corazones. Y, sin embargo, es una verdad que nos libera.
El objetivo fundamental de la propuesta cristiana acerca de la familia debe ser
la alegría del Evangelio que llena el corazón y la vida entera de los que se
encuentran con Jesús.
La
familia de hoy no sólo es objeto de evangelización, sino también sujeto
primario en el anuncio de la Buena Nueva de Cristo al mundo. Además de la
vocación especial y primaria de la familia a la educación humana y cristiana de
los hijos, existe una misión de los miembros de la familia de transmitir la fe
y dar testimonio de ella ante los demás. En muchos países del mundo, existen
comunidades vivas en las parroquias, compuestas por cónyuges o por familias
enteras, que se encuentran regularmente, rezan juntos, estudian y profundizan
en el Catecismo, leen la Biblia, hablan de problemas de la vida cotidiana, de
las dificultades y bellezas de la vida común, de educación. En otras palabras,
se esfuerzan por conjugar la fe con la vida.
Se
ayudan mutuamente en caso de enfermedad, desempleo u otros problemas. Muchos de
ellos participan en el trabajo de Cáritas. No pocos ayudan en la preparación de
los esposos al matrimonio. Hay grupos de madres católicas que acogen a madres
no creyentes, realizando así una nueva forma de misión. Hay comunidades que
ayudan a las parejas en crisis o asisten a las mujeres con dificultades. Parece
importante promover y difundir estas iniciativas por toda la Iglesia.
El
desafío del Sínodo es proponer de nuevo al mundo de hoy, en ciertos aspectos
tan similar al de los primeros tiempos de la Iglesia, el atractivo del mensaje
cristiano respecto al matrimonio y la familia, subrayando la alegría que dan,
pero al mismo tiempo dar respuestas verdaderas e impregnadas de caridad a los
numerosos problemas que especialmente hoy tocan la existencia de la familia.
Cardenal Péter Erdö,
Relator General del Sínodo de los Obispos sobre la Familia,
de su Relatio ante disceptationem
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