El libro-entrevista del cardenal Müller
en una mesa redonda organizada por los 'Círculos Culturales Juan Pablo II'
La primera fase del Sínodo
concluyó y ahora es el momento para las reflexiones post-sinodales, que tienen
encomendada la tarea de traducir en el tejido vivo de la comunidad de fieles
los múltiples casos que surgieron durante la gran asamblea religiosa.
Un
testimonio de la fecundidad de las ideas que surgieron del Sínodo tuvo lugar en
el transcurso de la mesa redonda "La esperanza de la familia - El Sínodo y
después", que se celebró el 21 de octubre en la Universidad Europea de
Roma (UER), en el marco de los encuentros organizados por los "Círculos
Culturales Juan Pablo II".
La
mesa redonda fue introducida por Antonio Gaspari, director editorial de ZENIT,
que, después de los saludos habituales, presentó a los distinguidos oradores:
el cardenal Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina
de la Fe; Mons. Luigi Negri, presidente de la Fundación Internacional Juan
Pablo II para el Magisterio de la Iglesia; Mons. Livio Melina, presidente del
Pontificio Instituto Juan Pablo II para los Estudios del Matrimonio y la
Familia; Constanza Miriano, periodista y escritora.
Gaspari,
en su calidad de moderador de la mesa redonda, explicó que el eje principal del
que nace el encuentro es el libro-entrevista con el cardenal Müller titulado
"La esperanza de la familia", publicado por la editorial
italiana Ares: es necesario también aclarar los malentendidos y
provocaciones que han rodeado los trabajos del Sínodo. A continuación, Gaspari
dio la palabra al cardenal. "Uno de los puntos centrales del texto
--señaló el purpurado-- es el tema de la fe. Vivimos en una era de secularismo
e incredulidad, que han debilitado la percepción sacramental".
El
cardenal Müller citó la encíclica "Lumen Fidei" del papa Francisco,
dedicada precisamente al tema de la fe, y la Constitución Pastoral
"Gaudium et Spes", uno de los documentos más importantes del Concilio
Vaticano II, que plantea, entre otros, el tema de la dignidad del matrimonio y
la familia. Luego leyó un pasaje del prefacio de su libro, escrito por el
cardenal Fernando Sebastián: "En el sacramento del matrimonio los fieles
cristianos, hombres y mujeres, celebran con la Iglesia la fe en el amor de Dios
presente y activo en ellos como miembros de la Iglesia y colaboradores de Dios
para la multiplicación de la humanidad y de la Iglesia de la
salvación". "Este libro --apuntó el cardenal Müller-- es una
contribución para redescubrir la belleza del matrimonio cristiano".
El
P. Jesús Villagrasa, LC, rector del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum,
dirigió un breve saludo al público y a los ponentes, para luego devolver la
palabra a los expertos.
La
periodista Constanza Miriano comenzó con una afirmación relacionada con su
experiencia como madre y sus creencias católicas: "Está bien tener
misericordia con los divorciados --dijo--, pero hay que tenerla también con los
niños. De ellos se habla poco, pero son las primeras víctimas cuando los padres
siguen caminos diferentes".
A
continuación, la periodista explicó que su trabajo la llevó a conocer a muchas
familias, lo que ha fortalecido su convicción de que "la moral cristiana
no es comparable a la burguesa"; esta última construye su
"catequesis" basándose en los modelos de la televisión y el cine:
unos modelos que generan decepción. "El verdadero amor se funda en Cristo
y la "realfabetización" del amor pertenece sólo a la Iglesia".
Mons.
Livio Melina, al agradecer al cardenal Müller por su libro y por la valentía
que demostró, recordó un concepto del beato Pablo VI: la Iglesia no inventa su
doctrina, sino que es intérprete y guardiana. A quién nos invita a reconsiderar
los principios de la fe para que sea adaptable a nuestros tiempos --dijo
monseñor Melina--, la Iglesia sólo puede responder: "No Possumus!"
¡No podemos!
"El
cardenal Müller --prosiguió monseñor Melina-- argumenta el vínculo inseparable
entre la verdad y la práxis. La doctrina se convertiría en abstracta y la
práxis se convertiría en arbitraria, si la Iglesia hiciera 'los descuentos de
fin de temporada'". La misericordia no puede ser un instrumento para
resolver las dificultades contingentes: los padres se preocupan de educar,
incluso si a veces se ven obligados a decir cosas que, en ese momento, son
desagradables para sus hijos.
El
camino sinodal durará otro año --concluyó monseñor Melina-- y el cardenal
Müller será "una brújula certificada para no perderse en el pensamiento
débil".
Mons.
Luigi Negri expresó su agradecimiento al cardenal Müller por su libro "La
esperanza de la familia", "sugerente y constructivo para el
futuro."
"La
crisis de nuestro tiempo --recordó monseñor Negri-- coincide con la crisis de
la familia, que expresa la crisis del hombre moderno: la inexorable
pulverización de la vida en un contexto de opiniones en conflicto. Disminuye el
compromiso del hombre en contra de su instinto; la realidad se reduce a un
conjunto de objetos manipulados de acuerdo con las normas de carácter tecnológico,
mientras desaparece el sentido del misterio". El prelado citó al filósofo
Jacques Maritain, según el cual "la modernidad es la lucha sin motivación
e ideológica entre la razón y el misterio".
Mons.
Negri afirmó también que en la actualidad lo "nuevo" se basa en un
concepto ya fracasado, en una revolución antropológica que, habiendo demostrado
su inconsistencia, no puede ser tomada como una herramienta para la innovación.
En el libro del cardenal Müller, la experiencia del matrimonio es sin embargo una
experiencia auténtica de una nueva vida, donde el amor cristiano es una
expresión del amor humano basado en la "gratuidad" y no en la
"conveniencia" (y aquí Mons. Negri citó la "Caritas in
Veritate" de Benedicto XVI para un replanteamiento global del sistema
económico).
"La
semilla de la nueva vida --concluyó monseñor Negri-- debe ser educada sobre la
base de la fe según el pensamiento de Dios y no del mundo. El futuro es nuestro
en la medida en que somos capaces de leer la vocación cristiana en toda su
profundidad".
El
público que llenaba el Aula Magna de la Universidad aplaudió en repetidas
ocasiones las intervenciones de los ponentes. El rector de la UER, el
padre Lucas Gallizia, LC, en sus conclusiones, quiso expresar una especial
gratitud por esta oportunidad para la reflexión: "Una reflexión --añadió--
que continuará durante todo el año. Mientras que nuestra primera tarea es la de
la oración para que el Espíritu Santo guíe a la Iglesia".
Fuente:
Zenit
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