Si tenemos la
verdad, ¿cómo podemos transmitirla bien?: de
este tema se están ocupando durante estos primeros días los padres sinodales,
que comienzan cada jornada escuchando el testimonio de un matrimonio. Éstas son
las novedades del Sínodo:
¿Cómo vivieron nuestros padres su
matrimonio de modo que nos han guiado hasta donde estamos hoy nosotros como
matrimonio católico?: ésta es la pregunta a la que han dado respuesta Jeff y
Alice Heinzen, un matrimonio estadounidense, en su testimonio ante la Asamblea
del Sínodo de Obispos sobre la Familia. Ambos recuerdan a sus respectivos
padres rezando el Rosario, participando en las procesiones del Corpus Christi,
levantándose temprano para ir a Misa y, sobre todo, recuerdan «los tiernos
besos que frecuentemente se daban nuestros padres», por lo que pueden decir que
«nuestras casa eran escuelas de amor».
Sin embargo, este matrimonio invitado al
Sínodo como auditores, lamenta que hoy «muchos chicos crecen sin la bendición
del matrimonio de sus padres, o crecen en familias rotas por el divorcio o por
los embarazos fuera del matrimonio, o simplemente no tienen ocasión de ser
testigos de ningún amor matrimonial. ¿Cómo pueden entonces formar después un
matrimonio para toda la vida?»
Por todo ello, el matrimonio Heinzen
diagnostica que la Iglesia de hoy padece «no una crisis de fe, sino una crisis
de metodología», y pide que del Sínodo salgan resoluciones concretas: «debemos
encontrar maneras más efectivas de compartir la bendición de Dios sobre el
matrimonio y la familia», así como reclama «maneras sencillas, prácticas y
convincentes» para lograrlo. «Tenemos que examinar los métodos por los que
mostramos a nuestros hijos la vocación al matrimonio», por ejemplo «incluir el
matrimonio en todos los programas de pastoral vocacional», como una vocación
más.
«Nosotros, como Iglesia católica,
tenemos la verdad sobre el amor y el matrimonio; sólo hay que buscar el
lenguaje y la manera de transmitirla del modo más apropiado. Todas las familias
merecen tener la alegría que tienen las parejas casadas» en Cristo, afirman.
Retos y propuestas
En las ponencias y turnos de
intervenciones libres, los padres sinodales hablaron, durante la tarde del
martes y la mañana del miércoles, de los siguientes temas:
Preparación al matrimonio: se ha pedido realizar un Vademecum, dedicado a la catequesis
sobre la familia. Además, se habló de la debilidad de la fe de muchos de los
bautizados, causa de que muchos cónyuges lleguen al matrimonio sin ser
plenamente conscientes de lo que éste lleva aparejado.
Por eso, se subrayó el vínculo entre el Bautismo y el Matrimonio: sin una iniciación cristiana seria y profunda, el significado del sacramento conyugal se ve disminuido. De ahí, la observación de que el matrimonio cristiano no puede ser sólo una tradición cultural o una exigencia social. Debe entenderse como una decisión vocacional, emprendida con una preparación adecuada que no se puede improvisar durante pocos encuentros, sino que exige tiempo. Además, es necesario prestar también una atención específica a la educación afectiva y sexual, para fomentar una verdadera mística familiar de la sexualidad.
Por eso, se subrayó el vínculo entre el Bautismo y el Matrimonio: sin una iniciación cristiana seria y profunda, el significado del sacramento conyugal se ve disminuido. De ahí, la observación de que el matrimonio cristiano no puede ser sólo una tradición cultural o una exigencia social. Debe entenderse como una decisión vocacional, emprendida con una preparación adecuada que no se puede improvisar durante pocos encuentros, sino que exige tiempo. Además, es necesario prestar también una atención específica a la educación afectiva y sexual, para fomentar una verdadera mística familiar de la sexualidad.
Conciliación trabajo-familia: son dos dimensiones que hay que conciliar, debido también a los
horarios de trabajo cada vez más flexibles, a los nuevos modelos contractuales,
a las distancias geográficas entre el hogar y el lugar de trabajo. Además hay
que tener en cuenta que con la tecnología el trabajo entra en casa haciendo más
difícil el diálogo familiar.
Indisolubilidad del matrimonio: en nuestros días parece cómo si la ley se contrapusiera al bien de la
persona. En realidad, la verdad del vínculo conyugal y su estabilidad están
grabadas en la persona, por lo tanto, no se trata de contraponer ley y persona,
sino de apurar cómo contribuir a no traicionar la propia verdad.
Divorciados que se han vuelto a casar: se precisa la prudencia que requieren las grandes causas, pero
también conjugar la objetividad de la verdad con la misericordia por la persona
y su sufrimiento; muchos fieles se encuentran en una situación de la que no son
culpables.
Ancianos y enfermos: los padres sinodales han recordado la gran contribución de los
abuelos en la transmisión de la fe en la familia. Es importante que el núcleo
familiar acoja, con solidaridad, cuidado y ternura, a las personas de la
tercera edad. La misma importancia debe darse a los enfermos, para acabar con
esa cultura del descarte que denuncia el Papa a menudo.
Fuente: Alfa y Omega
No hay comentarios:
Publicar un comentario