En la homilía de este martes, el Santo
Padre recuerda que el cristiano sabe esperar a Jesús
“El cristiano
es un hombre o una mujer que sabe esperar a Jesús y por esto es un hombre o una
mujer de esperanza". Así lo ha afirmado el santo padre Francisco esta
mañana en la homilía de la misa matutina de Santa Marta. Asimismo ha recordado
que Cristo, con su sacrificio, nos ha hecho "amigos, cercanos, en
paz".
Los cristianos son personas que saben esperar, y en la
espera, cultivan una esperanza sólida. De este modo, el Papa ha recordado que
los cristianos son un pueblo está unido por Jesús más allá de cualquier
"enemistad", que es servido por Él y dotado de un nombre.
Este martes, el Pontífice ha reflexionado sobre el Evangelio de Lucas y la Carta
de Pablo a los Efesios. En el Evangelio, Cristo habla a los
discípulos comparándose con un señor que regresa por la noche de una fiesta de
bodas y llama "bienaventurados" a los siervos que le esperan
despiertos y con las lámparas encendidas. En la siguiente escena se ve a Jesús
hacerse siervo de sus servidores y llevarles la comida a la mesa. Así, Francisco
ha observado que el primer servicio que el Maestro hace a los cristianos es
darles "la identidad". El Papa ha afirmado que "nosotros sin
Cristo no tenemos identidad".
A propósito ha hecho referencia a las palabras de Pablo a
los paganos "recordad que en aquel tiempo estábais sin Cristo, excluidos
de la ciudadanía de Israel", precisando que "lo que ha venido a hacer
Jesús con nosotros es darnos ciudadanía, pertenencia a un pueblo, nombre,
apellido". Por esto, ha recordado el Papa que de "enemigos sin
paz", Cristo "nos ha unido" con "su sangre", así
"derribando el muro de separación que divide".
Y ha precisado que "todos nosotros sabemos que
cuando no estamos en paz con las personas, hay un muro. Hay un muro que nos
divide. Pero Jesús nos da su ayuda para derrumbar esta pared, para que podamos
encontrarnos. Y si estamos divididos, no somos amigos: somos enemigos. Y ha
hecho aún más para reconciliarnos a todos en Dios. Nos ha reconciliado con
Dios: de enemigos, amigos; de extraños, hijos".
A continuación, Francisco ha señalado que de "gente
de la calle", de personas que ni siquiera eran "huéspedes",
hemos pasado a ser "conciudadanos de los santos y familiares de
Dios", por decirlo como san Pablo. Esto es lo que ha hecho Jesús con su venida.
Pero, se ha preguntado el Pontífice, "¿cuál es la condición?". Y ha
respondido: "esperarlo", esperarlo como los siervos a su patrón.
Lo ha explicado así: "esperar a Jesús. Quien no
espera a Jesús, le cierra la puerta a Jesús, no lo deja hacer esta obra de paz,
de comunidad, de ciudadanía, aún más, de nombre. Porque nos da un nombre. Nos
hace hijos de Dios. Esta es la actitud para esperar a Jesús, que está dentro de
la esperanza cristiana. El cristiano es un hombre o una mujer de esperanza.
Sabe que el Señor vendrá. Realmente vendrá. (...) No sabemos la hora, pero
vendrá, vendrá a encontrarnos, pero no para vernos aislados, enemigos, no.
Encontrarnos como Él ha hecho con su servicio: amigos cercanos, en paz".
Al concluir la homilía, Francisco ha hecho
indicado preguntas que el cristiano puede hacerse: "¿Cómo espero a
Jesús?", e incluso antes: "¿le espero o no le espero?".
"¿Yo creo en esta esperanza, que Él vendrá? ¿Yo tengo el corazón abierto,
para escuchar cuando golpea la puerta?" Para finalizar, el Obispo de Roma
ha subrayado que el cristiano es un hombre o una mujer que sabe espera a Jesús
y por esto es un hombre o una mujer de esperanza. Sin embargo, y muchas veces
nosotros los cristianos nos comportamos como paganos, nos olvidamos de Jesús, y
pensamos: ‘Yo me las arreglo solo'. Y esto termina mal, termina sin nombre, sin
cercanía, sin ciudadanía
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