El santo padre Francisco recibió este jueves en audiencia a una delegación de obispos veterocatólicos. A pesar de las dificultades no cansarse y seguir caminando juntos, rezando juntos, y trabajando juntos
El santo padre Francisco recibió este jueves en audiencia a una delegación de obispos veterocatólicos de la Unión de Utrecht.
La Iglesia Católica Antigua o Veterocatólica es un conjunto de Iglesias agrupadas en la Unión de Utrecht, con un total de unos 2,3 millones de seguidores. Se separaron de Roma al no aceptar el dogma de la infalibilidad pontificia.
El Papa consideró la cita del día de hoy como “una profícua ocasión de reflexión en nuestro viaje ecuménico común”. Y recordó que este año se cumple el 50 aniversario desde que el Concilio Vaticano II promulgó el decreto Unitatis redintegratio, abriendo una nueva era de relaciones ecuménicas.
Precisó que “ha sido posible construir puentes de entendimiento recíproco y de cooperación práctica. Y que si de una parte “nos alegramos cada vez que podemos cumplir nuevos pasos hacia una más sólida comunión de fe y de vida, de otra nos entristece tomar conciencia de los nuevos desacuerdos que surgieron entre los teólogos durante los años”. Porque para todos nosotros, “el trabajo de la Comisión Internacional de diálogo católica-veterocatólica, tiene un rol significativo en la búsqueda de una creciente fidelidad a la oración del Señor: “Que todos sean una sola cosa”.
Indicó el Santo Padre que “si de un lado nos alegramos cada vez que logramos nuevos pasos hacia una comunión más sólida de fe y de vida, de otra nos entristecemos en tomar conciencia de los nuevos desacuerdos que emergieron entre nosotros durante los años”. Y que la separación “ahora es más difícil superarla debido a nuestra creciente distancia sobre temas sobre el ministerio y el discernimiento ético”.
Ante esta situación, indica el Papa, el “desafío” que es necesario enfrentar es el de “perseverar en un sustancial diálogo teológico y seguir caminando juntos, rezando juntos, y trabajando juntos en un mayor y más profundo espíritu de conversión a todo lo que Cristo quiere para su Iglesia”.
Francisco recordó también que “en nuestra separación existieron de ambos lados, graves pecados y faltas humanas. En un espíritu de recíproco perdón y de humilde arrepentimiento, necesitamos ahora de reforzar nuestro espíritu de reconcilación y de paz”.
Por ello invitó: "Siempre debemos estar dispuestos a escuchar y seguir las sugerencias del Espíritu que nos guía a la verdad entera. Mientras tanto, en el corazón de Europa, tan confundida acerca de su identidad y de su vocación, hay muchas áreas en las que los católicos y los veterocatólicos pueden colaborar tratando de responder a la profunda crisis espiritual que afecta a los individuos y la sociedad".
"Hay sed de Dios. Hay un profundo deseo --añadió el Papa-- de redescubrir el sentido de la vida. Y hay una necesidad urgente de un testimonio creíble de las verdades y los valores del Evangelio. En esto podemos apoyarnos y animarnos unos a otros, sobre todo en las parroquias y en las comunidades locales. De hecho, el alma del ecumenismo consiste en la conversión del corazón y la santidad de la vida, junto con las oraciones privadas y públicas por la unidad de los cristianos''. Rezando unos con otros, "nuestras diferencias serán asumidas y superadas en la fidelidad al Señor y a su Evangelio''.
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