(RV) El rector de la Universidad Católica Argentina, el arzobispo Víctor Manuel Fernández -quien participa en el Sínodo extraordinario sobre los desafíos de la familia y es el vicepresidente de la comisión para el mensaje- explicó en la Oficina de Prensa de la Santa Sede algunos de los temas que han surgido en el Aula del Sínodo, como la importancia de que el Evangelio llegue a todas las personas.
“El Papa dice frecuentemente que nosotros queremos una ‘capilaridad’, es decir, que el Evangelio llegue a todas las partes, que no exista ningún pequeño lugar a donde no llegue la luz del Evangelio, porque sino de lo contrario el Evangelio se convierte en luz para pocos y esa no era la idea de nuestro Señor Jesucristo, debe llegar también en donde están los más pobres, en donde están los más sucios”.
Durante las intervenciones de los padres sinodales se ha hablado también sobre el camino gradual de conversión de las personas y cómo la Iglesia debe tener en cuenta al llevar a cabo su pastoral familiar. Concepto que el Papa Francisco abordó en su exhortación apostólica ‘la alegría del Evangelio’.
“También el Santo Padre en Evagelii Gaudium ha hablado del ‘bien posible’. Existe el ‘ideal’ que nosotros queremos tanto y que no queremos debilitar pero también está la realidad concreta de las personas, que a veces no pueden llegar todavía a este ideal de perfección pero tienen la posibilidad de crecer hacia un bien posible”.
“El Papa ha insistido en Evangelii Gaudium que nosotros pastores debemos favorecer este ‘bien posible’ a pesar de correr el riesgo de ‘mancharnos con el fango’ del camino. Entonces, nosotros no podemos olvidar nunca esta idea de ‘gradualidad’ por las diversas situaciones que encontramos en las familias”.
Por último, monseñor Fernández reveló algunos aspectos del trabajo del Cardenal Bergoglio en Aparecida que permiten comprender también al Papa Francisco en este Sínodo extraordinario.
“En el CELAM me admiró, me produjo mucha admiración el modo de trabajar del entonces Cardenal Bergoglio, porque él estaba preocupado porque quería que hubiera un ambiente de mucha participación ahí en Aparecida. Muchos decían que en la anterior conferencia en Santo Domingo ya había una serie de líneas que bajaban desde arriba y que había que seguir esas líneas y no se podía hablar demasiado.
“Entonces, se reclamaba una especie de renacimiento de la Iglesia latinoamericana en su libertad de trabajo y de producción, etc. Por eso, el entonces Cardenal Bergoglio no quería que se partiera de un texto previo, sino que todos hablaran con absoluta libertad en las comisiones y que poco a poco se fueran encontrando los consensos y él decía: ‘si no hay tiempo de redactar un documento, no se hará, pero tenemos que trabajar así’”.
“En esos grupos y comisiones se discutía también con mucha libertad y fueron surgieron textos de cada una de las comisiones. Hubo después muy poco tiempo para hacer el documento de Aparecida, por eso, es un documento muy heterogéneo, literariamente hay que disculparle muchos defectos a ese documento pero la grandeza de ese documento es que es el resultado de un debate real, de discusiones reales donde se recogieron los consensos que se fueron logrando poco a poco”.
“Es posible que él no esté demasiado preocupado si este Sínodo no produce nada extraordinario o que todo el mundo aplauda porque él siempre piensa que el tiempo es superior al espacio, que las cosas se van gestando lentamente, que lo que interesa es iniciar procesos más que querer forzar decisiones y esos procesos producirán frutos en
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