Ante la
cultura del descarte, de la exclusión y de la muerte, promover una verdadera
movilización ética mundial,
Desafiar todas las formas de injusticia e impulsar un ideal común de
fraternidad y solidaridad en especial con los más pobres, fue la invitación del
Papa Francisco a los participantes en el Encuentro de la Junta de los Jefes
Ejecutivos de Naciones Unidas, encabezados por el Secretrario General Ban
Ki-moon, a los que recibió en la Sala del Consistorio. “No deja de ser
significativo que este encuentro se realice pocos días después de la solemne
canonización de mis predecesores, los Papas santos Juan XXIII y Juan Pablo II.
Ellos nos inspiran con su pasión por el desarrollo integral de la persona
humana y por el entendimiento entre los pueblos”, destacó el Obispo de Roma. El
Papa hizo hincapié en la validez del trabajo de coordinación de esta Junta que
“no debe perder de vista lo que los pueblos merecen y no se debe conformar
nunca con los resultados obtenidos sino empeñarse cada vez más”. Y afirmó que,
en el caso de la organización política y económica mundial, lo que falta es
mucho, ya que parte importante de la humanidad continúa excluida de los
beneficios del progreso y relegada a seres de segunda categoría:
«Se trata, en particular, de desafiar todas
las formas de injusticia, oponiéndose a la “economía de la exclusión”, a la
“cultura del descarte” y a la “cultura de la muerte”, que, por desgracia,
podrían convertirse en una mentalidad pasivamente aceptada».
Francisco tomó el
episodio del Evangelio de San Lucas que habla del encuentro del publicano con
el rico Zaqueo quien, gracias a la mirada de Jesús, optó radicalmente por el
compartir y la justicia:
«Éste es el espíritu que debería estar en
el origen y en el fin de toda acción política y económica. La mirada, muchas
veces sin voz, de esa parte de la humanidad descartada, dejada atrás, tiene que
remover la conciencia de los operadores políticos y económicos y llevarles a
decisiones magnánimas y valientes, que tengan resultados inmediatos, como aquella
decisión de Zaqueo. ¿Guía este espíritu de solidaridad y condivisión todos
nuestros pensamientos y acciones?»
Por encima de los
sistemas y las teorías económicas - dijo el Obispo de Roma - se debe promover
una apertura generosa, eficaz y concreta a las necesidades de los demás:
«Jesús no pide a Zaqueo que cambie de
trabajo ni denuncia su actividad comercial, sólo lo mueve a poner todo,
libremente, pero inmediatamente y sin discusiones, al servicio de los hombres.
Por eso, me atrevo a afirmar, siguiendo a mis predecesores que el progreso
económico y social equitativo solo se puede obtener uniendo las capacidades
científicas y técnicas con un empeño solidario constante, acompañado de una
gratuidad generosa y desinteresada a todos los niveles».
Alentándolos a
proseguir en su trabajo el Papa los invitó a una verdadera movilización ética
mundial, con especial atención a los más necesitados:
«Les invito a promover juntos una verdadera
movilización ética mundial que, más allá de cualquier diferencia de credo o de
opiniones políticas, difunda y aplique un ideal común de fraternidad y
solidaridad, especialmente con los más pobres y excluidos».
Fuente: RV
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