(RV). No basta estudiar para conocer a Jesús,
así como no bastan las ideas. Hay que rezarle con el corazón, celebrarlo con
alegría como hace la Iglesia y leer más a menudo el Evangelio para saber cómo
imitarlo. Lo destacó el Papa Francisco, en su homilía de la Misa matutina de
este viernes, en la capilla de la Casa de Santa Marta, explicando que las tres
puertas que hay que abrir para conocer a Jesús son pues la oración, la
celebración y la imitación.
Recordando las palabras de Jesús: «Yo soy el camino, la verdad y la vida», el Papa hizo hincapié en que «conocer a Jesús es el trabajo más importante de nuestra vida». Y alentó a pensar en cómo podemos conocer mejor a Jesús... Alguien dirá: ‘estudiando, padre. ¡Se debe estudiar tanto!’. Y es verdad, debemos estudiar el catecismo, es verdad. Pero sólo el estudio no basta para conocer a Jesús, señaló el Obispo de Roma, para luego añadir que algunos tienen «esa fantasía. La de pensar que con las ideas, sólo las ideas, nos llevarán al conocimiento de Jesús. También entre los primeros cristianos, algunos pensaban así. Hasta que quedaron atrapados en sus pensamientos:
«¡Las ideas solas no dan vida y el que va por ese camino de ideas solas acaba en un laberinto y no sale más! Por ello, desde el comienzo de la Iglesia hay herejías. Y las herejías son esto: intentar comprender sólo con nuestra mente y con nuestra luz quién es Jesús. Un gran escritor inglés decía que la herejía es una idea enloquecida. ¡Así es! Cuando las ideas están solas se vuelven locas ¡ése no es el camino!»
Para conocer a Jesús hay que abrir tres puertas, reiteró el Papa y explicó cuáles son:
«Primera puerta: rezarle a Jesús. Sepan que el estudio sin la oración no sirve. Rezar a Jesús para conocerlo. Los grandes teólogos hacen teología de rodillas ¡rezar a Jesús! Y, con el estudio y con la oración, nos acercamos un poco... Pero sin la oración nunca conoceremos a Jesús ¡nunca, nunca! Segunda puerta: celebrar a Jesús. No basta la oración, es necesaria la alegría de la celebración. Celebrar a Jesús en sus Sacramentos, porque allí nos da la vida, nos da la fuerza, nos da el alimento, nos da el consuelo, nos da la alianza, nos da la misión. Sin la celebración de los Sacramentos, no llegamos a conocer a Jesús. Esto es propio de la Iglesia: la celebración Tomar el Evangelio: qué cosa ha hecho Él, cómo era su vida, qué cosa nos ha dicho, qué cosa nos ha enseñado e intentar imitarlo».
Entrar por estas tres puertas significa entrar en el misterio de Jesús. Sólo si somos capaces de entrar en su misterio podemos conocer a Jesús. Y no hay que tener miedo de entrar en el misterio de Jesús, volvió a alentar, el Papa, recordando el significado y la importancia de «rezar, celebrar e imitar, para encontrar el camino e ir a la verdad y a la vida»:
«Podemos, hoy, durante este día, pensar en cómo va la puerta de la oración en mi vida: ¡pero la oración del corazón no es la del papagayo! La oración del corazón ¿cómo va? ¿Cómo va la celebración cristiana en mi vida? Y ¿cómo va la imitación de Jesús en mi vida? ¿Cómo debo imitarlo? ¿Verdad que no lo recuerdas? ¡Porque el libro del Evangelio está lleno de polvo, porque nunca se abre! ¡Agarra el libro del Evangelio, ábrelo y encontrarás cómo imitar a Jesús! ¡Pensemos en estas tres puertas, en cómo están en nuestra vida y nos hará bien a todos!».
Recordando las palabras de Jesús: «Yo soy el camino, la verdad y la vida», el Papa hizo hincapié en que «conocer a Jesús es el trabajo más importante de nuestra vida». Y alentó a pensar en cómo podemos conocer mejor a Jesús... Alguien dirá: ‘estudiando, padre. ¡Se debe estudiar tanto!’. Y es verdad, debemos estudiar el catecismo, es verdad. Pero sólo el estudio no basta para conocer a Jesús, señaló el Obispo de Roma, para luego añadir que algunos tienen «esa fantasía. La de pensar que con las ideas, sólo las ideas, nos llevarán al conocimiento de Jesús. También entre los primeros cristianos, algunos pensaban así. Hasta que quedaron atrapados en sus pensamientos:
«¡Las ideas solas no dan vida y el que va por ese camino de ideas solas acaba en un laberinto y no sale más! Por ello, desde el comienzo de la Iglesia hay herejías. Y las herejías son esto: intentar comprender sólo con nuestra mente y con nuestra luz quién es Jesús. Un gran escritor inglés decía que la herejía es una idea enloquecida. ¡Así es! Cuando las ideas están solas se vuelven locas ¡ése no es el camino!»
Para conocer a Jesús hay que abrir tres puertas, reiteró el Papa y explicó cuáles son:
«Primera puerta: rezarle a Jesús. Sepan que el estudio sin la oración no sirve. Rezar a Jesús para conocerlo. Los grandes teólogos hacen teología de rodillas ¡rezar a Jesús! Y, con el estudio y con la oración, nos acercamos un poco... Pero sin la oración nunca conoceremos a Jesús ¡nunca, nunca! Segunda puerta: celebrar a Jesús. No basta la oración, es necesaria la alegría de la celebración. Celebrar a Jesús en sus Sacramentos, porque allí nos da la vida, nos da la fuerza, nos da el alimento, nos da el consuelo, nos da la alianza, nos da la misión. Sin la celebración de los Sacramentos, no llegamos a conocer a Jesús. Esto es propio de la Iglesia: la celebración Tomar el Evangelio: qué cosa ha hecho Él, cómo era su vida, qué cosa nos ha dicho, qué cosa nos ha enseñado e intentar imitarlo».
Entrar por estas tres puertas significa entrar en el misterio de Jesús. Sólo si somos capaces de entrar en su misterio podemos conocer a Jesús. Y no hay que tener miedo de entrar en el misterio de Jesús, volvió a alentar, el Papa, recordando el significado y la importancia de «rezar, celebrar e imitar, para encontrar el camino e ir a la verdad y a la vida»:
«Podemos, hoy, durante este día, pensar en cómo va la puerta de la oración en mi vida: ¡pero la oración del corazón no es la del papagayo! La oración del corazón ¿cómo va? ¿Cómo va la celebración cristiana en mi vida? Y ¿cómo va la imitación de Jesús en mi vida? ¿Cómo debo imitarlo? ¿Verdad que no lo recuerdas? ¡Porque el libro del Evangelio está lleno de polvo, porque nunca se abre! ¡Agarra el libro del Evangelio, ábrelo y encontrarás cómo imitar a Jesús! ¡Pensemos en estas tres puertas, en cómo están en nuestra vida y nos hará bien a todos!».
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