Ayúdame Señor a comprender a mis hijos, a
escuchar pacientemente lo que quieren decirme, y a responderles todas sus
preguntas con amabilidad. Evítame que los interrumpa, que les dispute o
contradiga. Hazme cortés con ellos, para que ellos sean conmigo de igual
manera. Dame el valor de confesar mis errores, y pedirles perdón cuando
comprenda que he cometido una falta. Impídeme que lastime los sentimientos de
mis hijos. Prohíbeme que me ría de sus errores, o que recurra a la afrenta y a
la burla como castigo. No me permitas que induzca a mis hijos a mentir o a
robar. Guíame hora tras hora para que confirme, por lo que digo y hago, que la
honestidad es fuente de felicidad. Modera, te ruego, la maldad en mí. Evítame
que los incomode, y cuando esté malhumorada, ayúdame, Dios mío, a callarme.
Hazme ciega ante los pequeños errores de mis hijos, y auxíliame a ver las cosas
buenas que ellos hacen. Ayúdame a tratar a mis hijos como niños de su edad, y
no me permitas exigirles el juicio y convicciones de los adultos. Facúltame
para no robarles la oportunidad de confiar en sí mismos, pensar, escoger o
tomar decisiones. Oponte a que los castigue para satisfacer mi egoísmo. Socórreme,
para concederles todos los deseos que sean razonables, y apóyame, para tener el
valor de negarles las comodidades que yo comprendo que les harán daño. Hazme
justa y ecuánime, considerada y sociable para con mis hijos, de tal manera que
ellos sientan todo mi amor. Amén.
BLOG DE LA DELEGACIÓN DIOCESANA PARA EL MATRIMONIO, FAMILIA Y DEFENSA DE LA VIDA DE ALMERÍA
«Es además urgentísimo que se renueve en todos, sacerdotes, religiosos y laicos, la conciencia de la absoluta necesidad de la pastoral familiar como parte integrante de la pastoral de la Iglesia, Madre y Maestra. Repito con convencimiento la llamada contenida en la Familiaris consortio: “...cada Iglesia local y, en concreto, cada comunidad parroquial debe tomar una conciencia más viva de la gracia y de la responsabilidad que recibe del Señor, en orden a la promoción de la pastoral familiar. Los planes de pastoral orgánica, a cualquier nivel, no deben prescindir nunca de tomar en consideración la pastoral de la familia” (n. 70).
1 comentario:
Bella oración, ojalá todos la podamos poner en práctica en nuestras familias.
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