LA IRRACIONAL
IDEOLOGÍA DE GÉNERO
Como en Europa e
Iberoamérica donde campea la ideología de género, también en Corea del Sur
padecen bajas tasas de natalidad. Teresa Lee es la voz de miles de mujeres que
critican las políticas sanitarias de su país. Promueve el retorno a lo natural
por su efectividad, respeto a la vida y bajos costos.
El «Yo decido sobre mi cuerpo» es una
arquetípica premisa, irrenunciable para el feminismo radical que con sustento
en la ideología de género y apoyo del estado impone a todos los ciudadanos sus
políticas públicas sobre lo que considera son los derechos reproductivos y
sexuales de las mujeres. Amén de hacer pagar la cuenta de dichas políticas
incluso a las mayorías cristianas y católicas a través de instrumentos
tributarios. Es una realidad que discrimina y aplasta los valores con el peso
del Estado en muchos países…
Así ha ocurrido por décadas en Corea del
Sur, según ha declarado a L’Osservatore
Romano hace algunos días Teresa Lee, Licenciada por la Universidad católica de
Seúl, experta en salud reproductiva, quien desde hace dieciséis años trabaja en
el Happy Family Movement, cuya actividad consiste en instruir y aconsejar a las
mujeres, o a las parejas, sobre los métodos naturales de regulación de la
fertilidad.
En Corea existió por años señala la experta, una política que fomentaba el uso de
anticonceptivos y de esterilización gratuita, donde el estado alentaba además a
que las mujeres concibieran un solo hijo. «Ahora, de repente, el Gobierno descubre
que la población sudcoreana está envejeciendo muy rápidamente, y da la alarma»,
asegura.
La irracional manipulación
ideológica del estado
Lee conoce los sufrimientos y expectativas
que ha impuesto el Estado a millones de mujeres en las dos Corea. Pero también
los frutos en calidad de vida y economía que disfrutan aquellas que
–acompañadas por Happy Family Movement- se resitieron a la publicidad estatal
optando por métodos naturales de regulación de la fertilidad y embarazo. «Hace
unos diez años venían a verme mujeres casadas –indica Lee-, la mayor parte de
las cuales rozaban los 30 años y querían saber cómo evitar quedar embarazadas
usando métodos naturales. Hoy, en cambio, me consultan mujeres que me piden
todo lo contrario: cómo quedar embarazadas usando métodos naturales. En diez
años la situación ha dado un vuelco».
Seguros de que la familia es la riqueza fundamental de la sociedad Happy Family Movement,
enseña a las mujeres métodos naturales para estimular la fertilidad e
identificar los ciclos de fertilidad. Según registros de la propia Organización
Mundial de la Salud que hoy promueve incluso el aborto, el método defendido por
Lee tiene un 98,5 % de efectividad, señala la propia experta. No perturba
–agrega- los ritmos naturales del organismo femenino, ni su anatomía; y mucho
menos existen objeciones religiosas o morales contra su uso.
La experta coreana, explica que aprendió el conocido método Billings de los mismos
esposos australianos fundadores en 1998, en un seminario dictado en la ciudad
de Daegu. Durante este tiempo, entre las mujeres que acudían al consultorio,
cuenta, «había muchas que habían quedado embarazadas contra su voluntad, y
muchas otras que habían abortado. Esto sucedía porque los anticonceptivos
tradicionales no siempre funcionaban. Yo las instruía en el método Billings,
cuyo éxito es superior en el noventa por ciento. Mucho depende de la actitud
que la mujer adopta respecto a este método. El enfoque psicológico es
importantísimo. La mujer que quiera experimentar el método Billings, debe saber
que este requiere compromiso y mucha dedicación. El problema es que muchas
mujeres aún desconfían de este método natural y me consultan con actitud
prevenida».
Con años de práctica profesional Lee afirma que el ‘Billings’ es mucho más certero que los métodos
anticonceptivos tradicionales… y menos oneroso. «Pero las mujeres no están bien
informadas. En los diarios o en la televisión no se habla de él. La misma
Iglesia, aquí en Corea, es escéptica, y falta un apoyo financiero real. No me
gusta decirlo, pero en cierto modo también la Iglesia parece haberse adecuado
al espíritu de nuestro tiempo», denuncia.
Variables que perjudican la
maternidad, el nuevo trauma
Las estadísticas de su organización
indican que el tiempo necesario para regular el uso del método natural va de
seis meses a un año. Lee agrega que el retorno y respeto a la propia naturaleza
humana es una clave que humaniza la vida. En particular hoy -precisa- en países
donde tras años de políticas estatales basadas en químicos y abortos las
mujeres no logran tener hijos. Lugares, agrega, donde la edad del matrimonio se
ha elevado notablemente. «Las mujeres que recurren a nosotros son incluso
mayores de cuarenta años, y no han tenido ningún hijo pese a que están casadas
desde hace mucho tiempo. La paradoja es que muchas de estas mujeres usaron la
píldora en el pasado, y ahora que quieren tener un hijo, descubren que no
pueden lograrlo. Pero también hay problemas de tipo psicológico. Además de
enseñarles el método natural para aumentar la posibilidad de que queden
embarazadas, tratamos de restablecer la armonía en la pareja».
Con esta realidad impuesta por el Estado, explica, «muchas mujeres que han recurrido, sin éxito, a la inseminación
artificial, hoy están de regreso. Somos su última esperanza».
Teresa cuestiona el fondo ideológico en la intervención de los estados pues sus medidas dañan en
definitiva el cuerpo de la mujer y la familia. «Antes podías ir a un centro de
salud y obtener píldoras y preservativos gratis. Hoy el Gobierno fomenta la
difusión de la inseminación artificial; se trata de dar un giro de ciento
ochenta grados… No existe ninguna valoración de orden moral en todo esto, sino
que se trata de un mero cálculo económico: si hoy hay menos niños, significa
que dentro de una o dos generaciones habrá un escaso número de contribuyentes
que sostengan el sistema jubilatorio, ya desfasado por una población cada vez
más vieja. En una palabra, es la economía la que dicta los valores de la ética
común».
Fuente: (Portaluz/InfoCatólica)
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