Discurso del Presidente del Dicasterio Mons. Vincenzo Paglia, en el
encuentro de la Federación Bíblica Católica con las Sociedades Bíblicas, Martes
8 de octubre de 2013
«Si pensamos en la familia de Nazaret, está claro lo que era importante
para Jesús, su relación con las Sagradas Escrituras a través de los padres.
María y José oraban juntos, recitando los salmos y las oraciones, y el niño
Jesús las aprendía. Vivía, por lo tanto, el ritmo semanal en la sinagoga, donde
escuchaba y meditaba la Palabra de Dios, y juntos rezaban en familia». Ha
hablado así Mons. Vincenzo Paglia, Presidente del Pontificio Consejo para la
Familia, en el encuentro en el Vaticano de la Federación Bíblica Católica con
la Sociedades Bíblicas, sobre el tema: "La Biblia en la familia".
Ayer, martes 8 de octubre del 2013.
«Leer la Palabra de Dios en familia significa educarse a la escucha
sincera y descubrir la dimensión propia de la Palabra que es el Silencio eterno
del Padre, donde el Hijo ha sido engendrado», ha dicho Mons Paglia. «Desde
siempre, en la historia cristiana, la lectura de la Biblia en la familia ha
sido uno de los pilares de la vida pastoral». El padre de la Iglesia Juan
Crisóstomo de Antioquia afirmaba, ya en el siglo IV d.C.:«Esta es la plaga
de nuestro tiempo: creer que la lectura del Evangelio está reservada solo a los
religiosos y a los monjes"».
«El Evangelio nos presenta a Jesus en el templo escuchando y explicando
las Escrituras. Jesús reza a menudo con los salmos; también sus últimas
palabras sobre la cruz, recuerdan la antigua oración de Israel». «Jesús
murió y resucitó según las Escrituras». Po lo tanto, la relación directa y
constante de los creyentes con la Biblia es "indispensable".
Desafortunadamente, «a veces parece que la palabra de Dios no es el alma de
la vida espiritual de los cristianos contemporáneos, como lo fue en toda la
tradición de la Iglesia». La familia está llamada, pues, a convertirse «en
uno de los lugares privilegiados» para el dialogo con Dios a través de las
Escrituras. «Todo cristiano - o al menos todas las familias- deberían tener
su propia Biblia, para leer todos los días y llevarla consigo también en
vacaciones o de viaje. Pero no debe faltar una pequeña Biblia personal en la
"maleta" de todo creyente», afirma el Presidente, que recordó
como el Sínodo de los Obispos de la Iglesia Católica sobre la Nueva
Evangelización, en el 2011, dedicó particular atención a la relación entre
Sagradas Escrituras, el matrimonio y la familia cristiana. En la Exhortación
Apostólica post-sinodal "Verbum Domini", Benedicto XVI escribe: «Con
el anuncio de la Palabra de Dios, la Iglesia revela a la familia cristiana su
verdadera identidad, lo que es y debe ser según el plan de Dios. Por lo tanto,
nunca debemos perder de vista que la Palabra de Dios es el origen del
matrimonio (Gen 2,24) y que Jesús mismo ha querido incluir el matrimonio entre
la institución de su reino (Mt 19,4-8), elevándolo a sacramento, inscrito en la
naturaleza humana». Benedicto XVI ha puesto el acento pastoral sobre «la
responsabilidad de los padres para con sus hijos. Pertenece, por eso, la
auténtica paternidad y maternidad, la comunicación y el testimonio del sentido
de la vida en Cristo: a través de la fidelidad y la unidad de la vida de la
familia, los esposos delante de sus hijos son los primeros comunicadores de la
Palabra de Dios».
El anuncio privilegiado de la Palabra de Dios viene de la Eucaristía, que «une
la mesa de la Palabra a la mesa del Pan», recuerda Mons. Paglia. El
criterio para ponerse a la escucha de la Palabra es el amor. «Dios es amor:
cuanto más amamos, mas nos convertimos a Él».
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